-¿Por él? –se escandalizó Snape– ¡Expecto patronum! Del extremo de su varita salió la cierva plateada, se posó en el suelo del despacho, dio un brinco y saltó por la ventana. Dumbledore la vio alejarse volando, y cuando el resplandor plateado se perdió de vista, se volvió hacía Snape y, con lagrimas en los ojos, le preguntó: -¿Después de tanto tiempo? -Si, después de tanto tiempo Severus Snape. Harry Potter y las Reliquias de la Muerte. Capitulo 33. La historia del príncipe